Cómo plantar lavanda en casa
Tener una planta de lavanda en casa resulta muy beneficioso ya que su delicioso aroma ayuda a reducir el estrés, a mejorar el estado de ánimo y a promover el sueño reparador.
Sin embargo, la lavanda es una hermosa planta aromática que crecen en climas secos y cálidos, por lo que no todos los climas son adecuados, así que a veces requerirán cuidados adicionales para crecer bien y producir flores bonitas.
Te enseño a cultivar una lavanda en maceta para que la puedas disfrutar en cualquier lugar si la variedad es apropiada, las condiciones de la tierra son adecuadas y si la cuidas como se debe.
La lavanda: una planta aromática y terapéutica
La lavanda, cuyo nombre científico es Lavandula, es una planta herbácea conocida por sus agradables fragancias y propiedades terapéuticas. La lavanda es una planta perenne que pertenece a la familia de las Lamiáceas. Es originaria de las regiones mediterráneas y se ha extendido ampliamente en diferentes partes del mundo debido a sus diversas aplicaciones.
Propiedades de la lavanda en aromaterapia
Una de las características más distintivas de la lavanda es su aroma inconfundible. Sus flores, que pueden ser de tonos violetas, azules o rosados, desprenden un perfume delicado y relajante. Este aroma único ha hecho que la lavanda sea ampliamente utilizada en la fabricación de productos cosméticos, como perfumes, jabones, aceites esenciales y productos para el cuidado de la piel.
Además de su fragancia, la lavanda también posee propiedades terapéuticas. Sus aceites esenciales tienen efectos calmantes y se ha utilizado tradicionalmente para aliviar el estrés, la ansiedad y el insomnio. También se ha descubierto que la lavanda tiene propiedades antiinflamatorias y analgésicas, lo que la convierte en un ingrediente popular en tratamientos para dolores musculares y articulares.
Consejos para cuidar la planta de lavanda
En cuanto a su cultivo, la lavanda es una planta resistente y de bajo mantenimiento. Prefiere suelos bien drenados y soleados, y puede tolerar condiciones de sequía. Sus hojas son estrechas y de color gris verdoso, lo que le confiere un aspecto decorativo incluso cuando no está en floración. Pero vamos a ir poco a poco.
1. Condiciones de cultivo adecuadas
Una de las cosas más importantes es seleccionar una variedad de lavanda que se adecue mejor al clima de tu zona y al espacio que tienes. Hay 45 especies diferentes de lavanda con cientos de variedades, así que trata de reducir tu búsqueda al decidir para qué la quieres. Las lavandas en general toleran las sequías, pero no soportan muy bien el frío por lo que si el invierno en tu zona es muy duro, podrás cultivar lavandas, pero probablemente tendrás que tratarlas como plantas anuales y reemplazarlas cada año.
Busca macetas grandes. Las plantas de lavanda pueden crecer hasta tener el tamaño de un arbusto pequeño, así que una maceta grande para comenzar permitirá que crezca así. Debe medir entre 30 y 40 cm (12 y 16 pulgadas). La maceta no debe tener un plato fijo, ya que esto limita su drenaje natural. Recuerda que las raíces de la lavanda son propensas a pudrirse si el suelo retiene agua por demasiado tiempo
2. Luz y temperatura
La lavanda es una planta que requiere una exposición abundante a la luz solar directa. Necesita al menos 6 horas diarias de luz solar para un crecimiento saludable y una floración óptima. Busca un lugar en tu jardín o espacio de cultivo donde la lavanda pueda recibir la mayor cantidad de luz solar posible a lo largo del día. La luz solar intensa también ayuda a resaltar el aroma de sus flores.
La lavanda es una planta resistente que puede tolerar una amplia gama de temperaturas. En general, prefiere climas cálidos y soleados. La temperatura ideal para el crecimiento de la lavanda oscila entre los 20 y los 30 grados Celsius durante el día. Sin embargo, es capaz de resistir temperaturas más bajas, especialmente si está protegida de las heladas invernales. En regiones con inviernos fríos, asegúrate de plantar lavanda en un lugar resguardado o cubrirla con material de protección durante los períodos más fríos.
Es importante tener en cuenta que las necesidades de luz y temperatura pueden variar ligeramente según la variedad de lavanda y las condiciones climáticas locales. Siempre es recomendable investigar y adaptar el cuidado de la lavanda según tu ubicación específica.
3. Riego y drenaje
La lavanda es una planta que prefiere suelos secos y bien drenados. El exceso de humedad en el suelo puede provocar problemas como el desarrollo de enfermedades fúngicas y el pudrimiento de las raíces. Por lo tanto, es importante evitar el riego excesivo. En general, la lavanda requiere un riego regular durante su primer año de establecimiento para promover el enraizamiento, pero una vez que está bien establecida, es capaz de tolerar períodos de sequía. Un riego profundo y espaciado es más beneficioso que un riego superficial y frecuente. Permite que la capa superior del suelo se seque antes de volver a regar.
El drenaje adecuado es esencial para la lavanda, ya que no tolera la acumulación de agua en el suelo. Es importante que el agua no se estanque alrededor de las raíces de la planta. Para lograr un buen drenaje, puedes llenar 2,5 o 5 cm del fondo de la maceta con gravilla o perlita para favorecer el drenaje.
4. Tierra y fertilizante
La lavanda prefiere suelos bien drenados y ligeramente alcalinos. Es importante evitar suelos pesados o arcillosos que retengan el agua en exceso, ya que esto puede provocar problemas de pudrición de las raíces. La lavanda prospera en suelos sueltos, arenosos o pedregosos que permiten un buen drenaje. Si tu suelo es demasiado pesado, puedes mejorar la textura agregando arena o materia orgánica, como compost.
La lavanda es una planta que generalmente no requiere altos niveles de fertilización. De hecho, un exceso de nutrientes puede afectar negativamente su crecimiento y aroma. En su lugar, se recomienda utilizar un enfoque de fertilización moderado. Puedes aplicar un fertilizante equilibrado de liberación lenta al comienzo de la temporada de crecimiento para proporcionar nutrientes gradualmente.
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